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La amistad vista por "El Principito" de Antoine de Saint-Exupèry

La amistad vista por "El Principito" de Antoine de Saint-Exupèry De “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry, una cándida y acertada descripción de la amistad incondicional.

—No —dijo el principito—. Busco amigos. ¿Qué significa «domesticar»?
—Es una cosa demasiado olvidada —dijo el zorro—. Significa «crear lazos».
—¿Crear lazos?
—Sí —dijo el zorro—. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...
—Empiezo a comprender —dijo el principito—. Hay una flor... Creo que me ha domesticado...
—Es posible —dijo el zorro—. ¡En la Tierra se ve toda clase de cosas...!
— ¡Oh! No es en la Tierra —dijo el principito. El zorro pareció muy intrigado:
—¿En otro planeta?
—Sí.
—¿Hay cazadores en ese planeta?
—No.
— ¡Es interesante eso! ¿Y gallinas?
—No.
—No hay nada perfecto —suspiró el zorro. Pero el zorro volvió a su idea:
—Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido
del viento en el trigo...
El zorro calló y miró largo tiempo al principito:
—¡Por favor... domestícame! —dijo.
—Bien lo quisiera —respondió el principito—, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
—Sólo se conocen las cosas que se domestican —dijo el zorro—. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!

Oyendo música en la corte del hada Morgana.

Oyendo música en la corte del hada Morgana. Pasaje muy edificante de "Un yanqui en la corte del rey Artus", de Mark Twain. Siempre he abominado de la pena de muerte, excepto en casos execpcionales, como cuando se trata de malos músicos.

En una galería había una banda de címbalos, cuernos, trompetas y otros instrumentos de suplicio, que amenizó el banquete con una serie de sonidos discordantes que parecían el lamento de un moribundo. Tratábase, según supe más tarde, de una pieza nueva, y tuvo que ser repetida varias veces. No sé por qué motivo, pero lo cierto es que, después de comer, la reina ordenó que fuese ahorcado el autor de aquella... melodía.
...
La pobre reina se hallaba tan asustada y humillada, que no se atrevía a hacer ahorcar al compositor sin consultarme. Me daba mucha pena... En realidad, a cualquiera se la hubiese dado, porque estaba verdaderamente agobiada, sufriendo horrores. Me sentí dispuesto, pues, a hacer todas las concesiones razonables y a no llevar las cosas a sus últimas consecuencias. Reflexioné profundamente y acabé por ordenar que acudieran los músicos a nuestra presencia, a tocar y cantar aquel cuplé, sinfonía, pasodoble o lo que fuese... Lo hicieron inmediatamente. Vi que la reina tenía razón y le di permiso para ahorcar a todos los de la banda.

Notas entre capítulos de la saga DUNE, de Frank Herbert

Limítate a la observación, y siempre dejarás de lado el objetivo de tu propia vida. Ese objetivo puede ser enunciado de esta forma: vive la mejor vida que te sea posible. La vida es un juego cuyas reglas aprendes si saltas a ella y la juegas a fondo. De otro modo, serás atrapada en equilibrio precario, viéndote sorprendida constantemente por los cambios del juego. Los no jugadores gimen y se quejan a menudo de que la suerte siempre pasa de largo por su lado. Se niegan a ver que pueden crear algo de su propia suerte...
La educación no es un sustitutivo para la inteligencia. Esa elusiva cualidad es definida tan sólo en parte por la habilidad en resolver rompecabezas. Es en la creación de nuevos rompecabezas que reflejen lo que tus sentidos informan cuando completas la definición...
La redacción de la historia es principalmente un proceso de diversión. La mayor parte de los relatos históricos distraen la atención de las secretas influencias que se hallan detrás de los grandes acontecimientos.

La Sanguijuelera

La  Sanguijuelera De "La desheredada", de Benito Pérez Galdós, este genial retrato de la tía "Sanguijuelera":
Era Encarnación Guillén la vieja más acartonada, más tiesa, más ágil y dispuesta que se pudiera imaginar. Por un fenómeno común en las personas de buena sangre y portentosa salud, conservaba casi toda su dentadura, que no cesaba de mostrarse, entre sus labios secos y delgados, durante aquel charlar continuo y sin fatiga. Su nariz pequeña, redonda, arrugada y dura como una nuececita, no paraba un instante: tanto la movían los músculos de su cara pergaminosa, charolada por el fregoteo de agua fría que se daba todas las mañanas. Sus ojos, que habían sido grandes y hermosos, conservaban todavía un chispazo azul, como el fuego fatuo bailando sobre el osario. Su frente, surcada de finísimas rayas curvas que se estiraban o contraían conforme iban saliendo las frases de la boca, se guarnecía de guedejas blancas. Con estos reducidos materiales se entretejía el más gracioso peinado de esterilla que llevaron momias en el mundo, recogido a tirones y rematado en una especie de ovillo, aquie no se podría dar con propiedad el nombre de moño. Dos palillos mal forrados en un pellejo sobrante eran los brazos, que no cesaban de moverse, amenazandotocar un redoble sobre la cara del oyente, y dos manos de esqueleto, con las falanges tan ágiles que parecían sueltas, no paraban en su fantástico girar alrededor de la frase, cual comentario gráfico de sus desordenados pensamientos. Vestía una falda de diversos pedazos bien cosidos y mejor remendados, mostrando un talle recto, liso, cual madero bifurcado en dos piernas. Tenía actitudes de gastador y paso de cartero.